La comunidad empresarial china de España marcó ayer un nuevo récord. Las
calles estrechas del polígono de Cobo Calleja, en Fuenlabrada (Madrid),
se llenaron de coches de alta gama y fotógrafos. Nadie quería perderse
la inauguración del que ya es el mayor parque empresarial chino de
España, un proyecto fruto de una inversión privada de 43 millones de
euros. Incluso el ministro de Fomento, José Blanco, que fue recibido
entre multitudes, acudió para apadrinar el Plaza de Oriente.
El ministro aseguró que la relación entre ambos países es 'una
prioridad' para España, ahora que China ha dejado de ser la gran fábrica
del mundo para convertirse en el 'mercado del mundo'. Traducido frase
por frase al mandarín por una intérprete, Blanco dijo que el parque
especializado en la venta de productos importados de China y la
exportación de productos españoles a la potencia asiática, es el mejor
ejemplo de 'globalización'. Su asistencia fue una muestra clara de la
importancia que el Gobierno da a la relación comercial con China y al
compromiso ratificado durante la visita que el viceprimer ministro
chino, Li Keqiang, a España el pasado mes de enero: elevar el comercio
bilateral a 40.000 millones de euros este año.
Las palabras de
Blanco fueron celebradas con aplausos por los presentes, unas 200
personas, entre ellas el embajador chino en España, Zhu Bang Zao. Todo
para arropar a los padres del proyecto, dos jóvenes empresarios de la
segunda generación de chinos en España: Li Tie, de 33 años, y Yong Ping,
de 41. Los promotores piensan crear 1.000 puestos de trabajo, entre
empleos directos e indirectos, una vez que acabe la segunda fase del
proyecto, presupuestada en otros 21 millones de euros, que incluirá un
hotel y que se empezará a construir este año.
El Plaza de Oriente
es el gran salto de los dos empresarios, afincados en Fuenlabrada, al
mundo de la inmobiliaria, después de más de 10 años dirigiendo sus
propias empresas por separado. Li Tie al frente de un grupo de calzado y
bolsos y Yong Ping con una distribuidora de productos de alimentación
para restaurantes. Como dijo el embajador: 'los empresarios chinos no
entienden la crisis como un problema, sino como una oportunidad para
buscar resultados más alentadores'.
El resultado de esta aventura
empresarial son ocho edificios rosas levantados en la primera fase del
proyecto sobre los 40.000 metros cuadrados de parque. Nada que ver con
las 400 naves que se apiñan en el polígono de Cobo Calleja. En el Plaza
de Oriente el espacio es amplio y los 80 locales tienen luminosos
escaparates. Y de puertas para dentro, no hay solo chinos.
José
Eugenio Casar incluso se ha atrevido con una vinoteca. 'Nuestro objetivo
es China, aunque los chinos no saben beber vino. Pero tienen dinero y
les gusta gastarlo', decía ayer Casar. Para triunfar en el inexperto
paladar chino, Casar ha tenido que 'redecorar' los vinos y hacerlos más
afrutados. Aun así, el empresario espera que en pocos años la proporción
de su clientela -actualmente 50% china, 50% española-, sea asiática en
un 90%. 'Este local es la puerta de entrada a China', dice convencido
del éxito.